El escritor
Cuando pienso en las cosas que
soporté tratando de ser un
escritor- todas esas habitaciones
en esas ciudades,
mordisqueando pedacitos de
comida que
no mantendrían con vida
ni a una
rata.
Estaba tan flaco que podía
cortar pan
con el hombro, sólo que rara
vez tenía
pan...
mientras tanto, escribía cosas
sin parar
sobre pedazos de papel.
y cuando me mudaba de un
lugar a
otro
mi valija de cartón era
simplemente eso:
papel por afuera lleno de
papel por adentro.
cada nueva casera me
preguntaba:
"¿ a qué se dedica?"
"soy escritor".
"oh..."
yo me acomodaba en pequeñas
habitaciones para conjurar mi
arte
las caseras se apiadaban de mí,
me daban bocadillos como
manzanas, nueces, duraznos...
lo que no sabían era que eso
era todo
lo que yo comía.
pero su piedad terminaba
cuando
encontraban botellas de vino
barato en mi
habitación.
está bien ser un escritor
hambriento
pero no
un escritor hambriento que
toma.
los borrachos nunca
son perdonados.
La soledad del trabajador
agarrás dos paquetes de cerveza
de seis
después del trabajo
al carajo con la cena
vas al departamento
te ponés los pantalones cortos
tirás tu ropa
en el piso
te trepás a la cama
sin ducharte
te sentás con la almohada
en tu espalda
y abriendo la primera lata
encendés un cigarrillo
nada para hacer
nadie con quien hablar
mirás el empapelado
los platos de ayer
apilados en la cocina
mirás por la ventana
la habitación se pone más
oscura
abrís la segunda lata
de cerveza
no hay esposa
no hay tv
no hay chicos
te sentás
en calzoncillos
a tomar cerveza
solo
todo desapareció
el capataz
el reloj
los empleados de la tienda
el diario
los cafés
el teléfono suena
escuchás
y escuchás y
escuchás
hasta que para
otra cerveza
escuchás el sonido
de tu respiración al salir
por tu nariz
movés el dedo gordo del pie
lo mirás.