Las circunstancias de su encuentro no son las más auspiciosas, aunque terminan desencadenando un torbellino de emociones: Lavalle manda a fusilar a Mariano y José María Boedo (el tío y el primo de Damasita) bajo la acusación de ser espías federales. Sin importarle los ruegos de la bella, Lavalle no cede y la sentencia se cumple.
Damasita planea su venganza sumándose al ejército del general, para matarlo en cuanto se presente la ocasión. A partir de allí el carácter intempestivo y valeroso del soldado va conquistando de a poco el corazón de la dama, a pesar de los años que los separan.
La relación se vuelve incluso violenta en manos del hombre que no pide permiso a la hora de avanzar en los terrenos de la pasión, desatando odios y afectos en Damasita.
Las peripecias del recorrido la llevarán a tener que escoltar el cadáver de Lavalle hasta Bolivia, desde donde pasa a Chile. La soledad y la pena la llevan a involucrarse con Billinghurst, que le da el sosiego económico y afectivo que necesitaba después de tantos desbordes.
żLo mejor del libro? Además de la forma del relato, fresca, estimulante y entretenida, la hipótesis del autor, que baraja una de las muertes posibles de Lavalle (vale recordar que no se sabe exactamente cómo fue), sumada a la oportunidad de sumergirse en la Argentina de los unitarios y los federales.
żEl balance? Otra cita placentera para los seguidores de la novela histórica.
Por Carola Chaparro