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Lamborghini: candor y aberración

por Horacio González


Osvaldo Lamborghini escribió piezas memorables de la literatura nacional, torturando el idioma y mostrando que esa tortura era la manifestación simultánea del tema que quería tratar y del estilo que quería desbaratar. Su literatura es un inagotable proyecto de desbaratamiento de la lengua, sorprendida en el mismo momento de desgarrarse. Escuchar ese momento irrepetible del rasgido autodestructivo del lenguaje, es el secreto de la literatura que intentó escribir Lamborghini. Sus cuentos y noveletas debían tener una extraña consonancia con el iluminado momento en que las redes idiomáticas se partiesen en pedazos y fuesen devoradas por los mismos actos que esa lengua enuncia. Forma inusual de la literatura -aunque no sea el de Lamborghini el único ejemplo de autofagia alegorista- se trataba de postular una literatura de anunciación de lo social-histórico, que lo tomase en lo único que la literatura podía dar, un símil del grito interior de los sacrificados de la sociedad.Lamborghini no los hizo hablar a ellos desde el flanco de los sentimientos edificantes, sino que le dio voz a una lengua candorosa pero aberrante, que hablase con los signos del horror, la antropofagia y el martirio. Respiró el ambiente lingüístico del psicoanálisis, del marxismo y del peronismo. De todos esos ámbitos extrajo lenguajes internamente reventados. Mejor dicho: el acto de extraer de esos ambientes sus esencias anómalas ya era el modo de reventarlos.
Puede decirse que llamaba "fiord", con esa palabra exótica e injertada, el acto de reconocer las fuerzas acumuladas en tensión irresoluble que convergían en un vacío que significaba el espanto. El estropicio de la materia sensitiva de la literatura es su tema, pero él intenta captarlo en el momento mismo de su flagelación. Así, el nombre se presenta o se pronuncia solo para ser devorado o trabajado por los mismos contenidos de acción que anuncia. Es una literatura de anunciación negativa y oscura, realizada por las vidas tortuosas, vidas que daban vuelta el mundo bendecido de las almas puras. Como torsión inversa infinita, esa lengua maldita lamborghina también puede decirse que encarnaba como ninguna un inusual lirismo. Lirismo oculto e indeclarado, por el cual aún se lo lee con fruición: es lectura para las almas que buscan la salvación en el goce del estropicio.
Por Horacio González


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