Folleto de la Secretaría de Antiturismo

 

 

Usted puede disfrutar de nuestros increíbles tiempos de crisis. Comprobará que todo es difícil, y si cree que lo peor ya pasó, mire para allá.
Usted ahora puede conocer la tierra donde las casas están cada vez más despintandas, con sus jardines cada vez más descuidados. Mirar de cerca a la gente de caras tristes. No desaproveche la oportunidad de sentir en carne propia la era gris, con tiempo gris garantizado. No puede dejar de visitar a los que desde que nacieron, no viven más que de crisis en crisis.
Usted podrá disfrutar ver cómo los gobiernos pasan uno tras otro con una increíble capacidad para hacer las cosas mal. Pero no sufra porque ya no ve al gobierno negro de nuestra niñez, porque el dolor que generó nunca va a terminar. También podrá ver que las gentes tristes continúan pidiendo que no haya olvido ni perdón. Pero usted será testigo presencial de que no es posible olvidar. Y se le herizará la piel al ver que el perdón, no tiene la menor posibilidad de existir.
Venga a la tierra donde la injusticia no termina nunca. Lo sorprenderá el vértigo de la realidad en el sitio donde lo único eterno es la injusticia.
Pase los días más intensos de su vida conociendo los jueces corruptos. El suspenso y el miedo no faltarán cuando los vea liberar a las más horrorosas personas pagando una cuota mensual. Venga a vivir bajo las reglas de la mafia. Usted verá que la complicidad y el silencio son lo natural. Las mentiras y los engaños festejados. Y el único que merece un monumento es el dinero.
Pase y vea porque aquí lo importante es triunfar y enriquecerse con el menor esfuerzo posible y a costa de los demás.
Venga y golpee sus retinas con el sitio donde los chicos no les creen a los adultos. No creen en los dirigentes, en los comerciantes, en los docentes. No creen en las escuelas. Ni siquiera creen lo que pueda llegar a ser cierto. Y usted se estremecerá al comprobar que tienen razón.
Además podrá presenciar un efecto increíble: como los adultos tampoco creen en sí mismos, imitan a los jóvenes, pretendiendo recuperar la frescura y la belleza. Un espectáculo increíble que lo dejará con dolor de estómago a causa de la risa.
Usted podrá caminar por calles cada vez es más lúgubres. Un lugar donde la gente se teme una a otra. Y sabrá sin dudas cómo es vivir donde todos los negocios están cerrados con llave. Donde todas las mujeres que limpian las veredas lo mirarán con desconfianza, si antes no pueden meterse adentro del seguro hogar lleno de rejas y cerraduras de seguridad.
Usted sentirá la humillación porque en ningún negocio le aceptarán billetes o monedas sin una meticulosa revisión. Sepa lo que es sentirse como un bribón aunque nunca haya hecho nada malo a nadie. Usted será estafado una y otra vez.
También podrá cenar con los políticos ricos del país pobre. Conocerá la zona donde todos perdieron la dignidad. El lugar donde nadie puede decir la verdad porque todos están involucrados. Usted se conmoverá hasta las lágrimas viendo que nadie quiere inculparse a sí mismo.
Acá nadie se hace cargo de nada. Un tipo que roba en forma delicada o grotesca, al rato se presenta con un magnífico discurso sobre la dignidad humana y la injusticia que nos rodea. La situación es tan tremenda que un chiste que circula por uno y otro lado, interminablemente, es de quién será el hijo que engendra cualquier mujer. Esta desconfianza básica atormenta nuestro lugar hasta la médula. Es tan triste cómo vivimos que una persona que devuelve una billetera con 200 pesos, sale en los noticieros como un ejemplo.
Acá, la gente solo sonríe en las propagandas, o sea, en cualquier situación de venta. Las únicas sonrisas estables aparecen relacionadas con el dinero. Contentos como puta con bacán. El resto es falta de respeto. Una falta de respeto mucho más genuina que cualquier sonrisa. Seguimos viviendo con la idea del saqueo, del gran robo. Ronald Biggs en libertad. Y no con esposas puestas por la Scotland Yard, que muchos años después apresó al ladrón. No, nuestra tierra no tiene esas ideas descabelladas. Acá la policía inventa falsas pruebas, falsos procedimientos. Los policías son acusados constantemente por los delitos que cometen. Y, en este contexto, los ladrones y rufianes de toda calaña tiene absoluto derecho a sentirse dignos. Y los no rufianes por supuesto que encuentran más dignos a los delincuentes que a policías delincuentes.
Esta tierra es hermosa. La pampa, el océano de tierra. Tierra generosa. Tierra saqueada. Tierra desaprovechada. Tierra dolorida. Tierra ¿descubierta? hace 500 años ¿Por qué seguimos diciendo que Colón descubrió América, como si nada hubiese sido en estos lares antes del acontecimiento del milenio? Si alguien tuviera un tiempo distinto y sacara un diario cada mil años, uno de los titulares tendría que ser el descubrimiento de América. Sino como editor sería un fracaso.
Toda una inmensa tierra para conquistar. Toda una inmensa tierra conquistada. Salir a recorrer el globo para encontrar más. Pero no, era lo último. En esta tierra se sigue condenando a los conquistadores españoles como los causantes del genocidio de aborígenes. Lamentablemente el genocidio en nuestra tierra lo hicieron nuestros mismos hombres. Nuestros antepasados. Sangre de nuestra sangre. Conquista sangre y dolor. Y militares. Siempre militares. Juntas militares. Grandes batallas. Grandes héroes militares. Y cualquiera sabe que un militar obedece órdenes, aunque las mismas sean aberrantes. Los militares pierden la propia identidad para adoptar la de la fuerza institucional. Y es arrastrado por todo lo que encare la institución. Pasa con todas las instituciones verticalistas cuyos integrantes deben olvidar la propia identidad.
Todavía vive fuerte una lucha. Los salvajes y los civilizados. Gente que se siente mejor que los demás, por todos lados. Gente que se siente peor que los demás, por todos lados. Yo soy mejor. Por la razón o por la fuerza. Una lucha inútil en esta civilización salvaje. Pero vive, y con qué fuerza: por raza, por religión, por posición social, por ideas.
Acá las agrupaciones políticas se llaman partidos. Es una palabra que muestra claramente la condición de nuestras vidas. Están partidos quienes deberían pugnar por la unión, por el objetivo común. Están partidos los integrantes de las familias. Hay más gente buscando gente, que gente junta. Y los que están juntos no se gustan, por eso buscan a los perdidos. Y los encuentran para en poco tiempo estar nuevamente partidos. Acá los que no están con uno, son enemigos. Acá se te colan en el colectivo y te afanan los que venden boletos o fichas para viajar. Gentes horribles que se aprovechan de los viejos, contando billetes rápido y sin dejar que los ancianos vean cuando dejan caer uno de diez pesos sobre la falda. Así es este sitio, donde el ex jefe de la seguridad social está preso por asociación ilícita para defraudar al estado. Pero si todos hacen lo mismo dice el acusado. Y tiene razón, y termina por darnos lástima. Y termina libre.
Hay algo en esta tierra en lo que somos maestros absolutos, me atrevo a decir incluso por sobre toda la humanidad, que es en dar lástima. Acá todos tienen algo malo para contar. Nos regocijamos en el dolor y en la miseria. Propia o ajena. Ay, pobres chicos de la calle, pero cuando te tocan el timbre los sacás cagando. Ay, pobres los pobres, pero cobrás una jubilación que no te corresponde. Ay, pobres madres solteras, pero cuando es la propia hija es una puta. Tierra fantástica. No creo que usen este texto para promoción turística.
Pero si sos turista, las sonrisas de todos estarán contigo. Es posible incluso que pienses muchas veces en esa tierra amable y maravillosa que te cobijó con ternura. Pero no te ilusiones, eso fue porque tenías plata. Dinero. Dolars. Money. Mosca. Pasta. Guita. Mango. Billetes. Valores. Cheques. Todos en esta tierra estamos convencidos que los que vienen de afuera son mejores. Igual que los aborígenes, según descubro en este instante. A no ser que vengan de los pobres lugares de los alrededores, porque en este caso pasamos a ser mucho mejores que el intruso que no tiene plata. Dinero. Dolars. Money. Mosca. Ni crédito ni efectivo. Ese solo encuentra caras hoscas y malos tratos. Esclavitud. Rechazo. Soberbia. Desprecio. Pero no deben preocuparse por esto, porque también nos tratamos así entre los nativos.
Estoy en esta tierra lejana, que según me contaron, en un tiempo tuvo esperanza y cordialidad. Yo nunca lo vi, pero si en tu lugar hay mejor estado de cosas, cuidalo, porque cuando se destruye la confianza hay que empezar de nuevo.

Rubén D. Fernández Lisso

Por Rubén Fernández Lisso

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